Lo más común es que sea debido a la manera que utiliza nuestro cuerpo para regular la hemostasia y no debes preocuparte.

La hemostasia en un mecanismo complejo que tenemos para evitar sangrados, reparar tejidos e incluso protegernos frente a determinados microorganismos.

Cuando nos golpeamos, se ejerce una presión sobre los vasos sanguíneos que están por debajo de la piel y pueden sangrar o quedar contundidos. Esto provoca la salida de sangre al tejido celular subcutáneo, hinchazón, y cambio en la coloración de la piel, pasando por distintas fases: morado, verde, amarillo y marrón… hasta su desaparición.

En personas que aparecen estos hematomas con frecuencia o ante mínimos traumatismos suele ser debido a una mayor fragilidad capilar, como ocurre en las personas mayores o personas en tratamiento con corticoides o con exposición prolongada al sol. Los pacientes que toman aspirina o anticoagulantes también tienen mayor riesgo de sufrir hematomas o sangrados.

Si los hematomas van acompañados de sangrados frecuentes por la nariz, boca o tracto digestivo o van acompañados de la aparición de manchas rojizas o violetas (purpura) o puntos rojos (ptequias) en la piel, conviene acudir al médico y descartar que exista un trastorno de la coagulación que haya que estudiar.

Tras la intervención de varices la aparición de hematomas es frecuente, porque las varices llevan sangre y ésta se deposita por debajo de la piel. Depende de la técnica empleada serán más o menos extensos.

A veces se acompaña de hinchazón y endurecimiento que conforme pasan 1 ó 2 semanas desaparecen. La compresión con vendaje o la media elástica compresiva fuerte tiene la función de que estos hematomas se resuelvan lo antes posible. La aplicación de frio local también ayuda.